Almería es uno de los lugares de mayor Biodiversidad de Europa, a lo que además debemos sumar que es también una tierra de pitas y chumberas, cosa que no es incompatible sino todo lo contrario. El abandono y desentendimiento por parte de las instituciones publicas acerca de las dos plagas que están afectando a la pita y la chumbera esta provocando una pérdida irreparable a parte de nuestra cultura tradicional, al paisaje y la etnografía local.

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Queda patente que no hay el más mínimo interés por parte de muchos «ecologistas» y «gestores» , además de que es más difícil combatir una plaga si el vecino no hace nada. Hay que trabajar sin miedo a pincharse y para los que resistamos, seguro que el futuro nos recompensa cuando se redescubra todo su potencial.

Nos sentimos profundamente tristes y apenados por aquellas plantas que pusieron nuestros antepasados para proteger los cortijos, hacer lindes, sacar fibras o comer higos y que ya nunca volverán. En nuestra mano esta mantener este legado.

La chumbera, tuvo una gran importancia como alimento para muchas familias almerienses en épocas de sequía y pobreza. Además, esta planta ha sido utilizada como forraje para los animales, para retener el suelo de terrenos escarpados o como lindes entre parcelas. En la actualidad, este cultivo está en auge en otros países, dónde es consumido como: zumos, mermeladas, usos medicinales, cosméticos, biocombustible y en distintos procesos industriales. Aquí sin embargo queda abandona a su suerte

La pitaca se utlizó como forraje también, para levantar «chambaos», sus flores son melíferas (abejas), como combustible las que ya estaban secas, en fin un largo etc. que no continuamos por no repetir lo dicho en el anterior párrafo, ya que su uso en otras latitudes es amplio.

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